El Plesiosuchus tenía unos dientes largos, rugosos y rectangulares que, junto con su potente mandíbula, le permitían masticar con facilidad materiales gruesos.

Esta criatura vivió durante la época de Kimmeridge, que recibe su nombre de una aldea situada en la costa de Dorset, en Inglaterra. Fue en Dorset donde se encontraron los primeros fósiles de Plesiosuchus.

Los científicos estiman que un Plesiosuchus adulto podía llegar a medir unos 5 metros de largo, ¡aproximadamente un medio metro más que los cocodrilos americanos de hoy en día!

Los paleontólogos aún no han descubierto unos restos enteros de Plesiosuchus, lo cual dificulta el poder clasificar a esta criatura. No obstante, la mayoría de expertos creen que se trata de un cocodrilo.